Desde pequeña, Pía Riverola desarrolló una pasión por la fotografía, inspirada por la cámara que le regaló su abuelo; su obra, marcada por una estética de luz natural, tonos pastel y nostalgia, ha sido influenciada por su vida entre ciudades como Barcelona, CDMX, Los Ángeles y Nueva York, especialmente por los diez años que vivió en CDMX, cuya energía y cultura siguen siendo una fuente clave de inspiración.